Todavía se siente el rugir de la tierra
A pesar de la prosperidad
El menoscabo del asalariado en el Norte
Ignoramos a las periferias
Dolencia y carencia que se agranda.
Gente soterrada sobre las partículas
Que coexistió con dignidad
No perdió el alma por estrés
Humeo hasta los ochenta años
Maíz y fríjol su provisión .
Manos encogidas, cicatrices de dolencia
Existió como un guerrero
Sin persistir a encorvarse nunca
Los pasos terminales fueron hacia el sur
Donde el panteón de dolores le abrió las puertas.
jueves, 19 de abril de 2007
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